Los adultos

¿Qué es tener buena salud?

Según la Organización Mundial de la Salud, «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no consiste únicamente en la ausencia de enfermedad o dolencia». Es importante darse cuenta de que incluso en aparente buena salud, sin dolores crónicos o invalidantes en el día a día, ni patologías, hay que cuidar su cuerpo, para permitir que dure el mayor tiempo posible en este estado de salud. 

Además, algunos eventos, tanto si los percibimos como si no, o si nos parecen importantes o no, pueden tener un impacto en nuestro organismo. Por ejemplo, nuestro ritmo de vida a menudo agitado, la presión social, puede generar con el tiempo situaciones de fatiga y estrés profesional o personal. También movimientos repetidos, en el trabajo por ejemplo, posturas mantenidas durante varias horas incluso sin darnos cuenta frente al puesto de trabajo. Todo ello facilita la aparición de tensiones, posturas dañinas para el cuerpo, falta de movilidad en determinadas zonas. 

Por otro lado, su historial personal, como traumas físicos y psicológicos, su historial médico, cirugías, patologías, condiciones médicas, accidentes, choques u otros, pueden perturbar la armonía general del cuerpo. Esta historia, estos eventos, incluso vividos hace años, todavía pueden tener un impacto hoy, especialmente si no fueron atendidos por un osteópata. Pueden afectar, por ejemplo, el equilibrio, la movilidad, la postura, la circulación sanguínea o linfática del cuerpo. Esto puede provocar muchos trastornos funcionales y mecánicos, desequilibrios, restricciones en la movilidad de las articulaciones y tejidos que componen el cuerpo, incluso molestias y dolores.

¿Y si quieres mejorarla o mantenerla?

Además de las recomendaciones que todo el mundo conoce, es fundamental cuidar su cuerpo. De hecho, demasiadas personas dejan de lado sus molestias, dolores, en favor de otra cosa, pensando que pasará. Desafortunadamente, este no es siempre el caso, y aparecen bloqueos, dolor o síntomas más severos. 

La mayoría de las personas sanas sin ningún dolor, ni patología, piensa que no necesita cuidar su cuerpo, y que acudir a un osteópata no les va a beneficiar. Pero, por el contrario, es importante actuar en prevención, y permitir que continúe este buen estado de salud. La osteopatía está de acuerdo con la definición de la ONU anterior, se interesa en cualquier cosa que pueda alterar el estado de salud del paciente, tiene en cuenta a los individuos en su estado físico y ambiental en general. Ir al osteópata para un «chequeo», hacer una «revisión» del cuerpo todos los años, es sin duda un punto positivo para el organismo. 

De esta forma, su osteópata podrá ayudarlo a mantener o mejorar su estado de salud, restableciendo la movilidad de las distintas estructuras de su cuerpo. Ayudará a estimular las capacidades de autorregulación del organismo con el fin de mantener y restablecer el equilibrio general de este último. La osteopatía no pretende ser una solución rápida para todas las dolencias, pero puede ser de gran ayuda en muchos casos.

¿En qué casos debería consultar al osteópata?

En los casos que se enumeran a continuación, la osteopatía puede ser de gran ayuda. Esta ayuda puede ser curativa, el osteópata podrá hacerse cargo y tratar la causa del síntoma para aliviarlo. En otras ocasiones, la ayuda será paliativa, el osteópata aliviará los síntomas debidos a una enfermedad o lesión; en este caso, el osteópata no podrá actuar sobre la causa, porque no puede “reparar” los tejidos dañados, y generalmente actuará en paralelo con la atención multidisciplinar. 

Si tiene reconocimientos médicos, imágenes médicas (resonancia magnética o MRI, radiografía, u otro), es recomendable traerlos, tanto la imagen como el informe, en particular los relacionados con tus motivos de consulta, para la consulta con el osteópata. 

Se trata de una lista no exhaustiva de motivos por los que se recomienda consultar a un osteópata. Puede ir a la consulta por uno o más de estos motivos, en caso de dudas puede contactarme:

– Como medida preventiva, es decir, si no siente ningún síntoma o dolor, para una consulta de control, «chequeo» al menos una o dos veces al año

– Puede acudir a consultar al osteópata cuando aparezca alguno de estos síntomas o cuando le den uno de estos diagnósticos: 

  • Dolor de espalda y cuello, tortícolis, cervicalgia, dorsalgia, lumbalgia, lumbago, hernia discal, escoliosis, neuralgia intercostal, neuralgia cervicobraquial, reumatismos, artrosis, rigidez articular, falta de flexibilidad…
  • Dolor en las miembros inferiores (rodilla, piernas, pies, tobillo), ciática, cruralgia, periostitis, tendinitis, síndrome de la cintilla o bandeleta iliotibial, síndrome del limpiaparabrisas, síndrome fémoro-patelar, tendinopatía rotuliana, síndrome compartimental, piernas cansadas, retorno venoso deficiente, reumatismos, retencion de liquidos, edemas, rigidez de las articulaciones, falta de flexibilidad, calambres recurrentes…
  • Dolor en los miembros superiores (hombro, brazo, codo, muñeca, mano), neuralgia cervicobraquial, tendinitis, epicondilitis, codo de tenista, codo de golf, síndrome del túnel carpiano, síndrome del Canal de Guyon, síndrome compartimental, bursitis, capsulitis, síndrome del hombro congelado, reumatismos, retención de agua, edemas en las manos por ejemplo, rigidez de las articulaciones, falta de flexibilidad, calambres recurrentes…
  • Dolor en la pelvis (cadera, ingle, sacro, coxis), coxalgia, coccigodinia, pubalgia, artrosis, coxartrosis, dolor sacroilíaco, tendinopatía, tendinitis (del glúteo medio u otro)…
  • Síntomas en la cabeza:
    • Dolores de cabeza recurrentes, cefaleas, migrañas – Dolor, crujido o bloqueo de la mandíbula, bruxismo
    • Zumbido de oídos, tinnitus, acúfenos
    • Infecciones ORL (otorrino laríngeas) de los oídos, la nariz o la garganta, recurrentes o crónicas. Debe acudir a consultar al osteópata fuera de los periodos de crisis, de infección y tras un tratamiento médico
    • Problemas de equilibrio, vértigos
    • Neuralgia de Arnold, neuralgia facial, neuralgia del trigémino (del nervio trigémino)
  • Síntomas en el vientre:
    • Problemas de tránsito, trastornos digestivos, dificultades para digerir, estreñimientos, dispepsia funcional
    • Reflujos ácidos, enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), acidez gástrica, ardor de estómago, duodenitis, úlceras, gastritis, hernias de hiato
    • Síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn
    • Dolores menstruales, trastornos menstruales, dismenorrea
    • Infecciones repetidas del tracto urinario, si los exámenes se han realizado y no hay nada, que es deterioro funcional.
    • Esterilidad funcional, o idiopática, es decir, si los exámenes médicos son normales
    • Dispareunia mecánica, dolor y disfunción ginecológica, síndromes de dolor del perine

 –  Tanto si tiene síntomas, como si no, relacionados con los casos debajo, puede consultar:

  • En paralelo a un tratamiento de ortodoncia, para seguir las adaptaciones que se provocan. De hecho, el aparato dental se sujeta sobre los dientes, la mandíbula y, debido a los vínculos anatómicos, tiene un impacto en las estructuras del cráneo y el cuello. La posición en la que se cierran los dientes y la mandíbula, llamada oclusión dental, influye fuertemente el cráneo y las cervicales, los tejidos del cuello, por lo tanto, en toda la espalda y el tórax. Esto puede alterar la posición del cuerpo en su conjunto. Concretamente, estas limitaciones a veces pueden provocar dolores de cabeza, dolores de espalda, problemas del crecimiento o incluso vértigos, alteraciones visuales, dificultad para concentrarse, u otros. Es necesario un seguimiento osteopático durante el tratamiento de ortodoncia para evitar o tratar estas dolencias. El osteópata hará todo lo posible para controlar y guiar las reacciones del cráneo y del cuerpo. Hoy en día, se instalan cada vez más aparatos dentales y muchos ortodoncistas trabajan en colaboración con osteópatas para el éxito del tratamiento y la comodidad del paciente.
  • Tras una lesión u operación, el osteópata interviene cuando la cicatrización lo permite. El objetivo es, en particular, evitar o limitar las adherencias de las cicatrices, por el aspecto estético pero también funcional, y evitar que la cicatriz tire de los tejidos. Esto puede provocar molestias y síntomas incluso en otros lugares, más allá de la cicatriz.
  • Tras un trauma psicológico, o shock emocional, por ejemplo, la muerte de un ser querido, separación, acoso, agresión, etc. O incluso sin que lo sienta como un trauma, puede ser estrés o ansiedad por una situación personal, o profesional, difícil. El estrés tiene mucho impacto en el cuerpo, y muy posiblemente puede causar tensiones físicas en nuestro cuerpo, esto se llama “somatizar”.

– Cuando ha sufrido un trauma físico

En este caso, ya sea que el trauma físico sea grave o exista la más mínima duda sobre la gravedad, el osteópata interviene en segunda instancia, después de una visita médica, diagnóstico médico. Por supuesto y como siempre, el osteópata actuará respetando la cicatrización y los tejidos de su cuerpo, y adaptará sus técnicas según la lesión. El osteópata puede intervenir en paralelo con el tratamiento en el fisioterapeuta, para mejorar la recuperación. Este trauma puede ser:

  • una caída, un accidente, un choque 
  • una lesión, como una fractura, un esguince, etc 

– En caso de problemas recurrentes o crónicos del estado general:

  • cansancio recurrente
  • trastornos del sueño
  • estrés, ansiedad, por ejemplo, después de una situación profesional o personal difícil

www.osteopatamadrid-juneau.com  –  «Cuidando de tu salud y bienestar»

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Ilustraciones realizadas por Gonzalo Edo

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