¿De dónde viene la osteopatía?

Si retrocedemos en el tiempo

La terapia manual y la medicina manipulativa no es una práctica nueva, algunos de sus conceptos ya fueron abordados hace milenios. Desde los albores de los tiempos, el hombre ha utilizado sus manos para aliviar y curar. Por ejemplo, en Tailandia y en Egipto, se han encontrado evidencias, que se remontan a miles de años atrás, que atestiguan el uso de procedimientos y prácticas de la terapia manual.

Más adelante, Hipócrates, afirma desde la época de la Antigua Grecia, que el terapeuta debe enfocarse en reajustar las funciones del cuerpo e interesarse más en las causas que en los síntomas. Es un figura importante en la historia de la medicina, considerado “el padre de la medicina”.

La osteopatía, inspirada en este principio, nació en los Estados Unidos a finales del siglo XIX, en un momento en el que la medicina moderna establece sus principios fundamentales, gracias a las aportaciones de Claude Bernard, Louis Pasteur, Joseph Lister, o Robert Koch, entre otros. A pesar de esta gran cantidad de descubrimientos y avances científicos, la práctica clínica cotidiana apenas se vio afectada. Estas nuevas ideas no calaron lo suficiente y se siguieron usando los mismos tratamientos: sanguijuelas, sangrados y purga mediante la ingestión de calomelanos o cloruro de mercurio.

Andrew Taylor Still, creador de la osteopatía

Nacido en 1828 en Virginia, hijo de un médico y pastor, Still asistió a su padre desde muy joven en la práctica de la medicina, basada en plantas, cirugías menores y manipulaciones. Así, el joven Still se forma empíricamente, gracias a los conocimientos que extrae de la práctica pero también de sus lecturas. A principios de la década de 1860, completó su formación en la Facultad de Medicina y Cirugía de Kansas City y sirve como cirujano en el Ejército de la Unión durante la Guerra de Secesión (1861-1865), siguiendo sus ideas contra la esclavitud. Estas experiencias le permiten adquirir un conocimiento profundo de la anatomía y las relaciones entre las diferentes estructuras del cuerpo (músculos, vasos sanguíneos, nervios y vísceras). Su historia personal está marcada por la muerte de algunos de sus familiares, entre ellos tres de sus hijos y su esposa por meningitis, sin que su conocimiento ni la medicina de la época pudieran curarlos.

Conmocionado por la ineficacia y la peligrosidad de la práctica de la medicina estadounidense de la época, Andrew Taylor Still pierde la fe en el sistema médico. Como hombre curioso y ecléctico, busca cambiar su enfoque, lo que le lleva a desarrollar una nueva terapia. Le interesa especialmente la importancia del concepto de vida saludable, pero también el funcionamiento y la vinculación entre los diferentes sistemas corporales. Sus investigaciones y observaciones clínicas le hacen considerar que el sistema musculoesquelético juega un papel vital en la salud y en la aparición de síntomas o incluso enfermedades.

Después de la teoría, Still pasa a la práctica

En este contexto, en 1874, tuvo la oportunidad de consultar a niños enfermos por disentería, durante una epidemia en Missouri. Así, notó que sus espaldas estaban calientes y con tensiones articulares en toda la columna, mientras que su abdomen estaba más frío. Por lo tanto, intenta liberar las tensiones en la espalda, utilizando técnicas de manipulación en los músculos, articulaciones, costillas, y vértebras, por ejemplo presiones y masajes para liberar los nervios y los vasos sanguíneos que van hacia los intestinos. Así salva a diecisiete niños de un desenlace fatal.

Andrew Taylor Still deduce de esto que las fiebres y enfermedades son resultado de causas mecánicas subyacentes: está naciendo el concepto osteopático. Entiende la importancia de las alteraciones mecánicas que se denominarán «disfunciones osteopáticas» y estarán relacionadas a la aparición de síntomas, o incluso enfermedades.

Mediante el uso de técnicas manuales, la corrección de las disfunciones osteopáticas presentes en elementos del cuerpo puede mejorar las funciones corporales. Still también ha promovido la idea de la terapia preventiva y mantiene la filosofía de que los médicos deben centrarse en tratar todo el cuerpo y buscar las causas, en lugar de la enfermedad. Los inicios de la osteopatía, como el de muchas otras terapias, se basan en experiencias. Es decir, después de experimentos, pruebas y luego observaciones de los resultados, se hacen deducciones. Hoy en día, la osteopatía conserva este origen al tiempo que suma los conocimientos científicos actuales.

Nacimiento oficial del concepto osteopático

En 1874, por tanto, nació oficialmente la osteopatía, compuesto por el griego osteon que significa “hueso” y pathein que significa “sufrir”.

En 1892, después de muchos años de investigación y éxitos terapéuticos, creó, con cierta dificultad, la Escuela Americana de Osteopatía (ASO) en Kirksville, Missouri. Es el primer colegio de osteopatía del mundo. En el año de su creación, a la escuela ingresan alrededor de 20 estudiantes, incluidas 5 mujeres, hecho importante ya que los colegios y universidades aún están debatiendo su admisión a clases. Lo convierte en una terapia, por tanto, transmisible y no innato.

El legado de Andrew Taylor Still

En 1917, John Martin Littlejohn, profesor de arte y lenguas clásicas, después de haber estudiado derecho, anatomía y fisiología, es un antiguo alumno de Still. Funda la Escuela Británica de Osteopatía en Londres, siguiendo así el trabajo de Still en Europa.

Año tras año, algunos osteópatas completan y mejoran conceptos osteopáticos, gracias a diferentes investigaciones, en particular:

● John Martin Littlejohn, quien pone gran énfasis en la relación del organismo vivo con su entorno, argumentando que la salud resulta de la armonía de esta relación. En particular, estudia las relaciones entre los diferentes niveles de la columna y los órganos del cuerpo, así como la adaptación humana a la verticalidad.

● William Gardner Sutherland, quien extiende el concepto osteopático a los huesos del cráneo y desarrolla el concepto craneal. El cráneo está formado por diferentes huesos que pueden interactuar entre sí. A través de su investigación con Harold Magoun, fundó el concepto craneosacral, desde el cráneo hasta la parte inferior de la columna, donde se encuentran el hueso sacro y el coxis, en la década de 1930.

● Harold Magoun, quien publicó los fundamentos de este concepto craneal a mediados del siglo XX, y demuestra que las diferentes partes del cuerpo también están conectadas entre sí a través de la fascia (tejido conectivo que envuelve y conecta las estructuras del cuerpo)

● Louisa Burns, quien durante 30 años estudió los cambios en el cuerpo después de una lesión en la columna en animales. Sus observaciones a menudo sorprendentes, especialmente a nivel de órganos, se relatan en su trabajo titulado «Patogenia de las enfermedades viscerales después de lesiones osteopáticas» publicado en 1948.

● Harisson Fryette, su investigación tiene como objetivo comprender la biomecánica vertebral, las diferentes posibilidades de movimiento que el cuerpo permite a las vértebras sanas y patológicas.

● John Denslow e Irvin Korr, quienes exploran la base neurofisiológica de la lesión osteopática. En 1936, el doctor Robert Lavezarri fue el primero en la historia en importar la osteopatía y sus principios a Francia. En 1950 fundó la Sociedad Francesa de Osteopatía, que aún existe en la actualidad. En 1957, Paul Gény, un fisioterapeuta que trabajaba con Lavezarri, abrió en Francia en asociación con un osteópata inglés, Thomas Dummer: la Escuela Francesa de Osteopatía.

La osteopatía ayer y hoy

La osteopatía moderna se ha ido distinguiendo de la osteopatía de Still, de descubrimiento en descubrimiento, mejorando gracias al conocimiento científico (anatómico, médico, biomecánico, fisiológico, etc), pero también por sus muchas técnicas nuevas. Sin embargo, su esencia misma sigue siendo la misma: es la de una terapia holística, nacida gracias a los conocimientos médicos y experiencias, donde el paciente es considerado como un todo y donde todo en él está interelacionado.

Para terminar esta breve historia de la osteopatía e ilustrar su imagen globalizadora del ser humano, cedamos la palabra a Platón que, en su «Charmide», lo explica de manera sobresaliente: «Pero sin duda usted mismo escuchó hablar ya de esos buenos médicos que, recibiendo la visita de alguien que sufre de los ojos, le dicen que es imposible emprender la curación de los ojos, por sí mismos y por su cuenta; pero que, inevitablemente, también debe ser necesario tratar la cabeza al mismo tiempo. Por el contrario, es el colmo de la locura imaginar que la cabeza nunca puede ser tratada, aislada y por sí misma, sin cuidar todo el cuerpo. Por tanto, en virtud de esta teoría, se comprometen a asistir y curar la parte enferma teniendo en cuenta todo el cuerpo.»

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Ilustraciones realizadas por Gonzalo Edo

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